Ronnie Self, la maldición del talento
Para algunos estaba a la altura de los más grandes. Elvis incluido. Poseía la calidad, el sonido y la actitud para llegar a la cima, pero el gran éxito nunca llamó a su puerta.
“Salió desde un extremo del escenario, se echó la guitarra a la espalda y corrió hacia el micro, lo cogió, se agachó poniendo la rodilla derecha en el suelo y cantó los primeros versos. Así era como comenzaba. No paró de moverse, daba la espalda al público encarando a la banda, sin detenerse ni un momento. No habló al público tan solo iba de una canción a otra, ni siquiera la banda sabía que iban a tocar. Tocaron “Roll over Beethoven”, algunas cosas country cómo Hank Williams y algunas de sus canciones”
Así describió Vicky, hermana de Ronnie Self (1938-1981), una actuación del cantante en 1957 que sería registrada en vivo. Self saltaba, corría, no paraba de moverse, aceleraba las canciones, las cambiaba de orden y dejaba tan exhausto al respetable, que acabaron por apodarle Mr. Frantic (Señor Frenético). Y escuchando su música no resulta difícil imaginar la excitación que transmitían sus conciertos.
Nació en Missouri en el seno de una familia de granjeros. Desde temprana edad dio muestras de su rebeldía y carácter explosivo, amén de contradictorio. Cuentan que en una ocasión serró un árbol para que al caer impidiera el paso del autobús escolar. Y que en otra ocasión amenazo a uno de sus profesores con una bate de béisbol. Su esposa Dorothy, de la que se divorciaría en 1978, recordaba que la primera vez que lo vio “llevaba una Biblia en el bolsillo y estuvimos hablando de la posibilidad de ganar dinero suficiente para sacar a los suyos de la pobreza, pero a medida que pasaron los años su hostilidad fue creciendo, algo que realmente nunca entendí”.
La primera guitarra que poseyó Ronnie se la regaló su padre, a cambio de que mejorara su comportamiento y ayudara en la granja familiar. Durante su adolescencia Ronnie se volcó en la música, dejando las demás actividades de lado. Al principio cantaba con su hermano Sammy, que le acompañaba a la guitarra, encerrados ambos en el baño. Es sabio que la reverberación que se produce en los aseos viene muy bien a la música. Cuando obtuvo su primera guitarra Ronnie comenzó a componer de manera casi compulsiva. Ya con diecisiete años y cien canciones bajo el brazo, decidió salir a buscar fortuna.
Así conoció a Bobby Lord que regentaba una modesta discográfica y le grabó una maqueta que envió a Dub Albritten, en Nashvile. Dub recibió al muchacho y quedó gratamente sorprendido de la enorme capacidad compositiva del chico. Finalmente en 1956 graba para los ABC Records el single "Pretty Bad Blues” / "Three Hearts Later” que fue un fracaso comercial pese a su inmensa calidad. La tabaquera Phillip Morris le contrató para una gira publicitaria por todo el país. Su siguiente grabación “Swert love” / “Alone” desaparecería misteriosamente del estudio y jamás llegó a publicarse.
Así llegamos a 1957, un año significativo en la carrera de Ronnie Self. Lanza al mercado “I ain’t a dog” otro de sus clásicos que fue un éxito menor en el sur del país. En ese mismo año, se encierra en un estudio de Nashville con su banda y graba uno de los primeros trallazos de la era dorada del rock’n’roll. Cuando al año siguiente llegó al número 68 de las listas de la Billboard, casi todos creían estar frente a un imitador blanco de Little Richard. Pero “Bop-A-Lena”, además de ser uno de los más salvajes temas de rock’n’roll grabados hasta la fecha, e inspiración de innumerables bandas de garaje posteriores, es una muestra de la versatilidad de Self como compositor. Este tema sería su mayor éxito comercial. El de una carrera que comenzó poco tiempo atrás de una forma un tanto errática
Contratos con sellos importantes como Columbia y Decca y diversos aciertos mantienen adelante la carrera de Self. Su música recoge influencias rockabilly, country, gospel e incluso aires pop. Ya en la década de los 60 va dejando su actividad en directo y se concentra en escribir canciones para otros artistas. Brenda Lee convertiría en éxitos varios temas suyos, Gene Vincent también interpretó sus canciones y en 1969 recibe un Grammy por “Ain't That Beautiful Singing” canción interpretada por Jake Hess. Según Si Simán, uno de sus más estrechos colaboradores: “Era un perfeccionista. Quería hacerlo todo. Era como el tipo que contrata a un artista para a continuación decirle como pintar el cuadro. Yo quería ser su amigo pero no me dejó. Nadie podía acercarse a él”. La rutina de Self se vuelve muy autodestructiva, el alcohol y las pastillas hacen que cada vez que cobra un cheque por sus derechos de autor, se lo funda en pocas horas. A mediados la década funda junto a Si Simán el sello Tablerock Records pero de forma inexplicable rompe unilateralmente su alianza un par de años después.
En la década de los 70 su actividad artística da menos frutos y su situación personal empeora, incluido el divorcio de su esposa Dorothy: “Era insoportable ver a alguien tan talentoso destruirse a sí mismo”. Ronnie se instaló en Nashville con su hijo Roman, otro niño prodigio que tocaba la guitarra desde los ocho años y que se incorporó muy temprano a la banda de su padre. Roman y su hermano Ronnie Jr. ya tras la desaparición de su padre, formaron en los 80 una banda llamada R&R Express, que estuvo funcionando hasta la década de los 90.
En 1981 Ronnie envía a Diana Ross y Dave Edmunds sendas canciones que había escrito para ellos y en junio de dicho año realiza la que sería su última grabación: “Waiting for my gin to hit me”. Falleció a la edad de 43 años.
Ronnie Self dejó un legado de más de cuatrocientas canciones que sigue alimentando la leyenda de su inmenso y a la vez, maldito talento
“Down with your theories
Down with your conventions
This cat lives in another dimension
You like my sounds
You like my song
I guess I'm right and you cats are wrong”
(“Some other world”, Ronnie Self)